martes, 15 de enero de 2013
La proliferación de la economía informal incide de manera negativa en la sociedad dominicana actual
Antes de hablar sobre la economía informal, sería apropiado definir y familiarizarnos con este concepto: se le conoce como economía informal a cada una de las actividades empresariales, comerciales y personales que operan sin registrar sus ingresos ante el gobierno y, de igual forma, sin cumplir con el pago de los impuestos que exige la ley. Este tipo de actividad se desarrolla debido al alto nivel de desempleo, en adición a esto, se encuentran los bajos salarios que poseen los empleados formales y las libertades que trae consigo ser tu propio jefe, ya que te permite disponer de los ingresos en su totalidad.
En la República Dominicana, principalmente en la ciudad de Santo Domingo, esta actividad económica está presente en todas las esferas de la sociedad, con mayor concentración en la población más pobre y con menos posibilidades de integrarse al sector formal de la economía. Los individuos que realizan este tipo de labor se ven reflejados en: los vendedores ambulantes, obreros, jardineros e incluso trabajadores del sector formal en busca de ingresos adicionales; y regularmente se encuentran bordeando las aceras, deambulando por las calles, debajo de puentes y dirigiéndose a nuestras casas para ofrecernos sus servicios.
A lo largo de este texto nos encontraremos con diversas razones que consolidan la idea de que la proliferación de la economía informal incide de manera negativa en la sociedad dominicana actual.
Esta actividad económica contribuye a la contaminación ambiental, ya que los comerciantes arrojan todos sus desechos a la calle, terminando en un ambiente repleto de basura. De igual forma, la contaminación ambiental deteriora la estética de la ciudad, debido a las grandes acumulaciones de basura y el hedor que esta misma provoca.
Además, la falta de higiene con la que operan estos venduteros, haciendo énfasis en los puestos de comida, que en su mayoría carecen del permiso sanitario otorgado por salud pública. Esto se evidencia en el mal manejo con el que se manipulan los productos comestibles que luego son colocados en venta.
Asimismo, la población se encuentra en un grave estado de vulnerabilidad hacia enfermedades, ya que los comerciantes arrojan sin medida alguna todos los desechos producidos durante su labor. Dejando así condiciones susceptibles para la formación de plagas que provocan, que tanto los consumidores como los que residen en áreas próximas a los puestos, se vean amenazados a contraer afecciones como: leptospirosis, ameba, cólera, entre otras enfermedades tanto respiratorias como cutáneas y gastrointestinales.
En contraste a lo antes mencionado, se encuentra la usurpación de los servicios públicos por parte de los mismos negociantes, quienes disponen de forma gratuita y clandestina de servicios como el de agua potable y electricidad. Esto lo podemos ver en los puestos de comida que operan a altas horas de la noche donde la mayoría hace uso de electricidad, conectando alambres de los postes de luz más cercanos.
Por otro lado, los puestos colocados clandestinamente en las calles y aceras provocan la obstaculización de las vías de transporte, tanto vehiculares como peatonales de la ciudad. Esto se ve demostrado en los asentamientos que vemos diariamente, de personas comercializando todo tipo de productos en negocios informales, sin importarles qué tan difícil pueda tornarse el tránsito.
Además, la falta de seguridad con la que operan estos comerciantes los expone a atracos, para despojarlos de las ganancias del día, poniendo también así, en peligro sus propias vidas. En adición a esto podemos mencionar la carencia de seguros sociales, que figura como un problema común entre los empleados informales, ya que a ninguno se le es otorgado seguro social por parte del gobierno ni de ninguna compañía privada, que los pueda defender ante problemas como el más arriba mencionado.
También existe una competencia desleal por parte de los comerciantes informales, ya que estos cuentan con la potestad de ofertar a menor precio sus servicios y productos, en comparación con las empresas que comercializan lo mismo y que, sin embargo, deben presentar y pagar los impuestos anualmente al estado.
En definitiva, luego de un análisis previo, podemos afirmar que la proliferación de los negocios informales incide de manera negativa en la sociedad dominicana hoy en día. Desde aspectos que afectan directamente la salud de la población como la falta de higiene, la contaminación y las enfermedades que trae consigo; hasta factores que afectan nuestro convivir, como la obstaculización de las vías públicas, la falta de seguridad a la que están expuestos los ciudadanos, la usurpación del espacio y los servicios públicos; así como también la competencia desleal que significan los negocios informales frente al sector formal.
Estas y muchas otras razones más, ponen en evidencia que tan perjudicial resulta para el estado y la sociedad dominicana este tipo de economía clandestina, ya que se dificulta el control a nivel económico y como si esto fuera poco, perjudica directamente la sociedad, deteriorando la calidad de vida de los ciudadanos y el medio ambiente en que estos se desarrollan. Por lo que debemos ir tomando conciencia, pensar más en el beneficio en conjunto y no optar por estas formas de sustento personal e individual, para así con una buena preparación académica, poder lograr la inserción al sector formal en cuanto a labores se refiere.
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